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Tenía una escalera al cielo, un perro que mordía, una azotea para ver la palmera saludarme y un viento que jugaba con mi pelo, y de vez en cuando palabras que escribía de corrido para que no se escaparán con mis pensamientos, y por eso quise que a veces dejarlas aquí, por si alguién venía a recogerlas.......

jueves, 29 de abril de 2010

Meditaciones entre calima y migraña. (Escucha el video que me acompaño)


Cuando entra la calima en la isla, todo el peso de la gravedad se te va a tus fosas nasales, a tus ojos, a tu cabeza en forma de migraña, y en garra que oprime tu pecho si eres delicado de sentimientos, y te ahogas, te limpias las gafas una y otra vez pensando que son tus cristales que empañan la vista, pero no, es la neblina pegajosa que envuelve la isla, el aire cálido se filtra por las rendijas de la ventana, de la puerta y de la azotea, el piso parece una pista de baile deslizante, y solo abrir la puerta parece que entras en el horno del infierno y depende del viento o no, sabes si el horno esta para queque o para manzanas al horno por el calor, días así es cuando por cojones me paro en seco y no hago otra cosa que asentir y decir a todo que sí, porque no te queda otra, el dolor adormece tus sentidos y lo único que quieres es para y reposo para tu lindo cabezón, y te pones a pensar, bueno mejor dicho a meditar, porque llegas al umbral del dolor casi en éxtasis místico y te pones en estado Alpha, y es ahí cuando le das la vuelta al molinillo al revés y de repente entre el caos de todo solo ves la luz de la tranquilidad, son los momentos mágicos de la isla, y nada que ver con lo que anuncian en la tele de Islas Afortunadas, la isla es esto, mar, arena, roca, montaña, viento, y calor con calima, cada vez más frecuente, y cada vez más espesa, como un puré de guisantes, o del potaje de verduras del día anterior, nada que ver con las playas interminables de Fuerteventura, las montañas de Tenerife, ni el verde de la Palma, ni nada que ver por supuesto de nuestra querida Gran Canaria, tan cosmopolita como tan olvidada de tantos del gobierno de la madre España que a veces nos tenemos que reír, como todavía no saben ni donde estamos situados, y mi hija y yo nos reímos en el telediario cuando vemos al hombre del tiempo decir que en las islas hace “unas suaves calimas”, como si 36 grados fuera moco de pavo, y el polvo que te entra por la nariz, fuera bocato di cardinale para los sentidos, pero ese momento de risas entre mi hija y yo compartido bien merece la pena todas las tonterías dichas, y toda la calima del mundo, a fin de cuentas, la calima pasa, y tras de ella, aparte de traer cuatro cigarrones, porque para eso es dadivosa la naturaleza y no te envía la plaga entera, te deja la tierra calentita, y los capullos en flor, porque mientras más reseca parece la tierra, mas da sus frutos, y con poco se llena la tierra de vida, y de ideas frescas en tu cabeza y de una infinita ternura que te envuelve todo el día, como si fuera una túnica larga con turbante, para protegerte de lo malo, y tan bien como no, de lo bueno, para que no se te atragante de golpe, como si fuera un polvorón de navidad, y me vuelvo a reír cuando escucho que el gobierno ha logrado en estos dos años, bajar en un 70% la llegada de pateras a la isla, como para echarse flores ellos mismos, cuando hasta los negritos son listos como Calixtos y ya saben que Canarias no es la puerta de Europa, y ya no es el euro fácil, y que esta crudo venir aquí, y que esto no es el paraíso prometido, solo la isla de enfrente, donde es más suave la calima que en su país, y donde ya no atan a los perros con longaniza, por eso ya no vemos la miseria y la muerte de años pasados, y solo nos centramos en el ombligo de la nuestra, creo que será un fructífero verano, con hambre de calor y de playas y de ganas de hacer cosas, y yo estaré en ellas.
La Mely you you esperando que pase la calima y la migraña

domingo, 18 de abril de 2010

Y un poco de amor…(escucha la música que me acompaño)



Hoy momentos que permanecen inalterables y tal como fueron creados, como el suave batir de alas del amor, del suave roce de la caricia en mi cuello, de la mirada tras la ventana de la esperanza, de la lejanía acortada por esa carta, de la distancia en puro camino por las palabras, del olor de la vida nueva con carita de ángel de los hijos, de la explosión de hacer el amor cuando amas y eres amada, como de los momentos bonitos de la vida, como la risa con que se te llena la casa, la verdad de las palabras y como fueron dichas, y no amando, sino creyendo en la persona que te las dedica, esos momentos que son puros, porque son tuyos, son pequeños tesoros, pequeños apéndices en la memoria de la vida, de nuestra vida, para recordarnos que si fuimos felices, y que siempre es posible volver a ese lugar donde nacimos junto al lado del mar, en esa marea de sentimientos, donde tu puerta es justo la que se abre justo mas allá del horizonte, tu puerta que da a la marea, es justo la puerta donde puedes volver a danzar con nubes y olas, donde la piedra y la roca son tu pilar, y donde la escasa arena es solo tupida alfombra para andar de puntillas por la vida. Hay momentos donde me permito llorar de alegría, por lo que fue y no tengo, y por todo lo que permanece a mi lado desde el justo momento desde que se creo, como el amor, y digo amor, y lo digo con mayúsculas, ese amor del bueno, del bonito, del caro, del de toda la vida, porque la vida es tan solo un soplo de felicidad, y mil caídas a tierra todos los días, y tan solo por ese soplo donde tu alma y tu cuerpo gravitan en perfecto estado de armonía, merece la pena vivirlo y luego morir en paz.
Justo cuando pienso eso, me calzo mis zapatos nuevos, me miro en el espejo y hago balance en esos pequeños tesoros, como también de otros que tire de la cadena del váter cuando no me servían para nada, e intento ver tras el espejo el paso del tiempo en mi cara, en mi cuerpo, y no encuentro nada, el camino no está en mi rostro, si quiero ver el rastro de todo lo vivido, tengo que cerrar los ojos y mirar dentro, muy adentro de mi corazón, y es allí donde veo lo que fui, lo que soy y lo que algún día seré, y eso solo es esto que narro aquí, una mujer que amo y fue amada, que tuve destellos de felicidad, que lleno su casa de risas, su camino de historias, unas buenas, y otras que no merecen la pena de ser contadas, porque siempre que pienso en ellas, se me escapa, y como no, esa furtiva lagrima que siempre se me olvida tirar por la cisterna del váter porque se entremezcla como en un molinillo donde el amor y el dolor van cogiditos de la mano, y sobre todo porque son ausencias que duelen más que el cariño, porque mi mano ya no los podrá tocar, porque están ya mas allá de este mundo de dolor y de amor, y veo que ya el camino me lo sé sobrado, y que pocas sorpresas me quedan detrás del espejo, intento llevar conmigo en el monedero esos momentos buenos y puros, como si de un talismán se tratara, y hago hueco para ir guardando los nuevos que la vida me tiene preparada.
Amelia

miércoles, 14 de abril de 2010

Estoy un poquito harta.





La verdad es que estos tiempos están revueltos, están disparatados y están las cosas unas encima de la otra, no hay quien menee un pie sin encontrarte un tropiezo o un atajo para llegar a tu sitio, o encuentras la cara amable de la gente, o encuentras su desidia, y como siempre tu estas en medio y eres participe y protagonista de la andadura, tienes más de una opción que hacer y decir, yo últimamente estoy en que me la pienso más de una vez para hablar o contestar, por eso de que estoy cansada de luchar contra corriente, y también por demostrarme a mi misma que son ellos los que no furulan bien con el carro de la vida, y por eso mientras hablo y escucho, los miro y medito, y me quedo pensando que hacer, porque yo quiero ir de buen royito.com, pero no me dan opciones, y lo más normal es que últimamente parezca una mema con medias palabras trababas en mi lengua, por no decir y alto y claro, vete a tomar por culo, pero me callo ese fugaz pensamiento, e intento razonar con el susodicho tropiezo, para dejar en tablas la resolución de la discusión, que puede ser algo tan vital que te entreguen las cartas en tu dirección de siempre, o que te miren con la dignidad que requieren tus ojos por un profesional, o informarte de un curso, o yo que sé, el caso es que al día te encuentras mucha gente buena y amable, que te devuelve el saludo, y otra no tanta, que te rompe los esquemas y te joroba la vida, y como estas en el otro bando, como si fueras una roja en tiempos de posguerra, pues parece que no existes y no tienes derechos adquiridos por una constitución española, o por una declaración de los derechos humanos mundiales, y tienes que ir de puntillas y de por favor te huelo el culo para que me des unos servicios que te pago con mi trabajo y mis impuestos, pero tú te los pasa por el forro de los badajos, porque eres funcionario de lo que sea, pero que nadie te quita tu puesto ni tu sueldo a final de mes, y por eso te tomas las libertades de hablar mal, con despotismo y con arrogancia, y por eso, a veces trago bilis y otras me las pienso antes de contestar. Y es que me jode un huevo y parte del otro que porque no tengas dinero, no tengas una buena sanidad, o servicios, porque no tengas dinero casi seas un paria en tu propia tierra, que porque no tengas dinero no te respetan como persona y te traten como una cosa, porque las cosas no tienen sentimientos ni sienten ni padecen, pero yo sí, tengo un corazón que late más fuerte y más aprisa según la ocasión, si me pinchan salto, si me lastiman lloro, y si me tocan el corazón puedo con ello llegar al cielo, al fin y al cabo soy como todos, solo una persona, en estos tiempos difíciles para muchos, en estos tiempos que necesitamos más de todo y de todos, deberíamos ser más personas y dejar a un lado la maldita superioridad, en estos tiempos difíciles, deberíamos tener más el corazón de oro y dejar la moneda de plata de los traidores y falsos para solo adornarnos las noches de parranda, ser más solidarios y mas buena gente por favor, si salgo de esta seré más fuerte que las murallas de Jericó o estallare como una olla exprés.
PD: Estimado Sr. Zapatero y demás Politiquillos de Ocasión, a todos ustedes me gustaría verles en mi pellejo, y así veríamos como se vira la tortilla y se cambia de opinión y aptitud. Amén.
La mely you.

martes, 6 de abril de 2010

Del hacer de las tomateras y cosas de mi tierra



Siempre admire a esas tomateras de antaño, solo tenían un cuartito, que era la alcoba de matrimonio, con lo único que se habían casado, su cama matrimonial y su ajuar de sabanas, detrás estaban la cocina de petróleo, cuatro tablones para los platos, cuatro calderos, y algunas solo tenían fregadero, lo demás a balde de agua. Venían de trabajar desde el alba con su marido, y luego llegaban a casa y a limpiar, y así poco a poco hacían más que el cuartito que tenían, criaban a sus hijos junto a ellas, en la caja de tomates, esa era su cuna, su parque, su guardería y su todo, mujeres jóvenes y limpias, porque eran limpias como los chorros del oro, ya apenas hay tomates, pero siguen las mujeres, ahora hay más trabajo en Sur, de camareras de piso, trabajo ingrato y duro donde los haya, que yo intente una vez hacerlo y solo pude aguantar tres días, porque por poco ya ni me levanto al cambiar las sabanas del cuarto que se me hacia interminable por limpiar, no por pesado, sino por rapidez, once habitaciones, catorce y hasta veinte y dos, a mi ya el hígado se me salía por la boca, no sé como ellas aguantan día tras día, y luego llegan a casa y se ponen a limpiar mas y mas, y da gusto verles las casa relucientes como el oro, yo nunca he conseguido eso, como mucho y por maniática, los pisos limpios como una patena, los platos fregados, y la comida echa, del resto, pues cuando está sucio lo limpio, y el polvo como no veo bien, pues puede pasar un tiempecillo hasta que yo vea que se forma una montaña de arena en la tele, porque como es negra, se nota. Sin embargo tengo que reconocer, que muchos libros no hay en esas casas, igual una enciclopedia, todo doblado y ordenado pero ni un segundo para ellas, pero son felices, yo las veo felices, disfrutan trabajando, adorando al marido y criando a sus hijos, planchando y no sé si les da tiempo a dormir, a veces me gustaría ser como ellas, simples y eficaces, sin tanto darle vueltas al trompo como hago yo, comiéndome el coco todo el día, por esto o lo otro, o queriendo irme siempre de mi para ir a países más raros, con más gente, con mas color, o con un color diferente al mío, puede que eso sea genético, que se lleve en la sangre el orden y la limpieza, como yo solo conozco a mis hermanas, la casa llenas de libros, un desorden de papeles, cerveza o vino, y mucho tiempo para nosotras y apenas un poco para limpiar el baño o la cocina, porque es lo único que esta al día, la cama porque solo la hago para cambiar las sabanas, y la plancha creo que hace años que no la uso, lo único que hago y por obligación es cocinar, mi hija no perdona una comida y no cuela un bocadillo, ella quiere comida, comida, de cuchara mejor. Hay cosas en mi isla que me gusta, como son sus mujeres, las de antaño y las de ahora, siempre las he visto trabajar, cuando no había ni agua ni luz, se cagaba en los cercados, se limpiaban el culo con una piedra, pues ni periódicos había, porque la gente de pueblo no leía, con su loza barata en el barreño, su radio para el futbol del marido, y su traje de bodas guardado como oro en paño entre pliegues de sabana y bolitas de naftalina, ahora ya se casan menos, las bodas son caras, pero casi todas tienen su piso, su coche, su independencia, pueden que muchas no tengan libros ni los lean, pero hacen una labor muy grande, dan vida, dan tranquilidad en la casa, y también como no, te dan esa seguridad de que todo irá mejor, solo con hablar con ellas, al decir los buenos días, te hace sentir que estas a salvo y segura entre la redondez de la isla y las cuatro esquinas de mis pensamientos. Amelia