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Tenía una escalera al cielo, un perro que mordía, una azotea para ver la palmera saludarme y un viento que jugaba con mi pelo, y de vez en cuando palabras que escribía de corrido para que no se escaparán con mis pensamientos, y por eso quise que a veces dejarlas aquí, por si alguién venía a recogerlas.......

sábado, 24 de julio de 2010

Del lechi y lechi del bar de los muertos, a marinera con fregona, (escucha la música que oigo al atardecer en el barco)

Ya me lo dijo un conocido hace años, mejor dicho, me lo corroboro, vayas donde vayas y si eres mujer y los demás son hombres, lo primero que te dan para que te pongas a trabajar, es un fregona, pasas de salir de tu casa para ganar el pan con el sudor de tu frente y hacer otra cosa que no sea mantener tu casa limpia, a ser la fregona de empresa en general, y es que si te ven se olvidan de todo, se ponen a hablar entre ellos y dan por hecho que tu sola haces el trabajo de ellos y el tuyo también, ya no somos la madre en general de la vida, ya somos criadas para que sus humildes no suden bajo el Sol de la mañana o la tarde, y si no, te mandan como si fueras el recadero oficial, y una, como es responsable, humilde y trabajadora, (de momento, hasta que me harte hasta el pinganillo y de cuatro esperridos de los míos, míos propios), lo hace. He pasado del bar de los muertos, (como lo llamaban los chicos de los almacenes), donde ponía lechis y lechis y bocadillos de lomo con tomate y sin el, entre los alegres camioneros, y los familiares del difunto de turno, donde por comer y beber, por eso del muerto al hoyo y el vivo al boyo, dejaban al pobre muerto más solo que la una, y yo que no daba abasto para tanta deudo habido y por haber, me decía por lo bajo y para mí misma, señores, que el velatorio es en el tanatorio y no aquí, y ponía buena cara, porque sabía que cuando uno está enfadado con la vida por llevarse a un ser querido, todo se perdona, y le hacia lo que pedían, aunque dieran por culo cuando te pedían diez cafés de distinta manera a la vez, como una largo oscuro y templado, y uno corto, ardiendo y hasta la mitad, o un lechi y lechi, con mas condensada que leche líquida, pero en vaso corto y la cuchara mirando pa Cuenca, o los bocadillos con 20 cosas dentro, pero le tienes que quitar la miga, y yo lo hacía también, y bueno, al menos hay nadie me mandaba, ni me daba la fregona, porque solo estábamos mi compañera y yo, dando de comer a cuatro funerales a la vez, y ahora he pasado del bar de los muertos a los barcos donde soy la escoba y la fregona, la cocinera y la chica para los recados, mas no me quejo, veo el mar a veces cuando salgo de la cocina para respirar aire con yodo, porque si es por ellos, me dejan en el inframundo de las pechugas a la plancha y las papas arrugadas, claro que esto lo podría haber hecho de mil amores a los 20 años, pero ya con 50, me pesa el alma y la vida, pero yo doy por culo un buen rato, porque todavía puedo trabajar con mis dos manos y demostrar que aunque me den la fregona todo el rato no me achanto, y aguanto y traigo el pan para mi casa, y es que la voluntad del ser humano es tan fuerte como la ley del amor, la ley de la gravedad, y la ley de lo igual atrae lo igual, y el dinero atrae el dinero y a perro flaco todo son pulgas, y pienso que aunque nos llamen el sexo débil, somos más fuertes que ellos, pues aun no teniendo la fuerza física de los hombres, tenemos el valor y el coraje de embarcarnos en todas las empresas de la vida, para sacar a la familia adelante. Eso sí, mi vista se recrea con tanto marinero guapo y fornido por el muelle, tanto torso desnudo, y tanto mano grande y fuerte, y es que una admira la belleza del sexo opuesto y a quien amarga un dulce, y aunque no veo a nadie mirando, se que todos los ojos están puestos en mi en el muelle, por ser marinera y por ser mujer, y yo ando ligerito y salto de barco en barco, y parezco una ardilla y parezco una moza, y cuando entro en mi barco, cojo la fregona, miro al horizonte, y me digo: Con diez cañones por banda, viento en popa a toda vela, no corta el mar sino vuela, un velero bergantín...., Y me digo que lo conseguí, soy la fregona del barco, pero capitana a la vez, porque de nuevo, vuelvo a coger el timón de mi vida otra vez.
La Mely you.